Soy una maestra especialista en Educación Infantil, que con el paso del tiempo, de cursos de niñ@s por mi aula, se va dando cuenta que las cosas deben cambiar; ell@s nos lo piden todos los días.
Al mismo tiempo, también voy notando que el colegio es una parte muy importante de la vida de mi alumnado, y por lo tanto de sus familias, por lo que hay que buscar nuevas formas para acercanos a ellas, de conocerlas e integrarlas en el día a día de sus hijos, así como procurar que padres y madres, conozcan la vida escolar de sus hij@s.
TENER PRESENTE:
El arte de educar no podrá librarte de los momentos duros. No hará que tu clase sea menos numerosa ni corregirá los exámenes; no preparará por ti las lecciones ni mejorará a los alumnos. Pero ofrece consejos alentadores y realistas para que cuides de ti mismo, saques a la luz lo mejor de tus alumnos y reconozcas y respetes el poder que tienes para cambiar sus vidas.
Con sus sabias y acertadas palabras y sus alegres ilustraciones, este simpático libro renovará el entusiasmo que brotó en tu corazón cuando descubriste que estabas llamado a ser profesor y educador.
1. Dedicar tu vida a hacer lo que es realmente importante es una gran satisfacción, y enseñar lo es.
2. Recuerda a aquellos profesores que influyeron en tu vida positivamente. ¿Qué hicieron? ¿Cómo se las arreglaron para proporcionarte lo que necesitabas? Sigue su ejemplo.
3. Sé consciente de que no sólo estás enseñando una signatura, Estás abriendo mentes y corazones, estás modelando vidas.
4. Entusiásmate por tus alumnos, por aprender y por vivir, y transmíteles ese entusiasmo. Tanto ellos, como tú os enriqueceréis enormemente.
5. Apasiónate por la asignatura que enseñas. El entusiasmo es contagiosos.
6. Escucha y respeta los sueños de tus alumnos. Y anímalos a alcanzar otros todavía mayores.
7. Los niños necesitan unas pautas de comportamiento, unas reglas adecuadas que les ayuden a aprender y madurar. Proporciona a tus alumnos normas firmes, justas y coherentes.
8. Actúa con generosidad, justicia e integridad. Así les enseñarás estos valores sin esfuerzo.
9. Organiza bien tu tiempo y serás más eficaz cada día. Si te llevas trabajo a casa, sé consciente de que tendrás que realizarlo. Pero también necesitas tiempo libre para descansar y evitar el estrés.
10. Si pides a tus alumnos que sean responsables tú también debes ser responsable con ellos. Cumple tus compromisos; mantén tus promesas.
11. La enseñanza exige mucha dedicación. Procura cuidarte físicamente. Toma alimentos sanos, haz ejercicio, descansa lo suficiente.
12. Debes cuidarte espiritualmente. En el aula es tan importante como el ejercicio físico.
13. Los alumnos necesitan un ambiente acogedor donde puedan sentirse seguros y respetados. Haz tu aula este lugar.
14. Gozas de gran crédito entre tus alumnos; de ti depende que los niños disfruten o desaprovechen la clase. Usa tu influencia de manera positiva.
15. Enseña a tus alumnos que cometer errores no es tan grave. Los errores no tienen por qué avergonzarnos, más bien nos brinda la posibilidad de aprender a hacer las cosas mejor.
16. A veces encontrarás dificultades en tu relación cm alguno de los alumnos. Averigua cuáles son tus inclinaciones y preferencias y trata de superarlas intentando prestar a cada uno de los niños la misma atención y el mismo trato.
17. Procura aceptar por sí mismos a todos tus alumnos. No siempre podrás admitir su comportamiento, pero sí su propio ser, su existencia misma. Incluso cuando algunos de ellos no te gusten demasiado, si lo intentas, llegarás a quererlos.
18. Piensa que en el corazón y en la mente de tus alumnos pueden existir tensiones: situaciones familiares difíciles, cambio de amistades, incertidumbres, dudas y temores. Acepta a cada uno como persona íntegra que es.
19. Ten en cuenta que para algunos alumnos, el colegio es un alivio, un lugar seguro. Haz que sea realmente un lugar acogedor donde puedan expresarse y ser ellos mismos.
20. Cada día tienes la oportunidad de ofrecer un mundo a tus alumnos; de brindarles conocimientos y experiencias capaces de cambiar sus vidas. Aprovecha estas posibilidades.
21. Ayuda a tus alumnos a descubrir sus dotes personales, a realizarse, a superarse. La satisfacción del éxito conseguido les proporcionará la autoestima que necesitan.
22. La escuela puede ser el lugar donde los alumnos descubran sus propias capacidades y valores y contrarresten las malas influencias de otros ambientes. Dales esta oportunidad.
23. Continúa tu formación. Sigue aprendiendo; desarrolla tus intereses. Vivirás más intensamente y te proporcionará nuevas perspectivas que compartir con tus alumnos.
24. No olvides que tus alumnos están todavía aprendiendo y desarrollándose. Ten paciencia con esas mentes y espíritus en crecimiento.
25. El humor puede ser un excelente instrumento didáctico. Utilízalo con cuidado y prudencia, nunca para humillar.
26. Vigila tu estado de ánimo. Ten en cuenta tus propias necesidades y problemas, de forma que no sean tus alumnos quienes paguen las consecuencias.
27. Apóyate en tus colegas, busca en ellos ayuda, comprensión, consejo y diversión. Pueden ser fuente de sabiduría y energía.
28. Procura sentirte bien contigo mismo; convéncete de tu propia valía. Los demás tendrán un buen concepto de ti si tú mismo lo tienes.
29. Si te sientes seguro, podrás ayudar a los niños a sentirse seguros; si te encuentras a gusto, podrás tranquilizarlos en sus temores. Cuidarte a ti mismo revertirá a favor de tus alumnos.
30. A lo largo del día podrás optar muchas veces por cualquiera de estas alternativas: ensalzar o humillar, motivar o desanimar. Elige conscientemente.
31. Ten en cuenta lo difícil que es ser niño; la fragilidad y vulnerabilidad que padecen en su mundo cuyas normas ignoran todavía, en un mundo donde se sienten inseguros aunque no lo demuestren. Tú puedes ser su guía en ese mundo.
32. En los días difíciles, cuando la moral está por los suelos, recuerda los motivos que te impulsaron a ser profesor. Recuerda las veces en las que estabas completamente convencido de que esa era tu vocación.
33. Tú eres un adulto y tus alumnos son todavía unos niños. Pero reconoce también que tienes un niño en tu interior que reclama tu atención y cuidado. No dejes que el tiempo que tienes que dedicar a ese niño se interponga entre tus alumnos y tú.
34. Ten en cuenta que tus alumnos tienen capacidades diferentes. Utiliza varias técnicas de aprendizaje para desarrollar las distintas aptitudes: verbal, lógica, visual, corporal musical, interpersonal, personal.
35. Aprecia la singularidad de cada uno de tus alumnos como muestra de la riqueza de la creación. Afirma en cada uno de ellos la variedad de sus talentos, sus diferentes herencias culturales.
36. Infunde confianza a tus alumnos; que se den cuenta de lo importantes que son, de que el mundo puede ser mejor porque ellos forman parte de él.
37. Tu influencia en la vida de tus alumnos tiene resultados positivos. ¡Da gracias por ser profesor!
Escrito por Karen Katafiasz. Con ilustraciones de R.W. Ally.
Trad. Adoración Pérez
ã Abbey Press – St. Meinrad, Indiana 1997.
ã SAN PABLO 1998, Protasio Gómez, 11-15, 28027 Madrid
Distribución: SAN PABLO. Resina, 1 28021 Madrid.