Ranilda, de Mar Pavón y Chloé Rémiat (ilustraciones). Pontevedra, OQO Editora, 2010. Cartoné, 25×23 cm., 40 pp., 12.90€. A partir de 4 años.
Por José R. Cortés Criado.
Esta historia comienza cuando una rana no quiere seguir siendo un anfibio y sigue el consejo de su amigo el galápago para transformarse en un príncipe.
La rana no se acepta como es y anhela cambiar de imagen, de lugar de residencia y de amigos, en suma, no quiere seguir siendo ella misma y quiere transformarse en otro animal más perfecto, guapo e interesante.
En su búsqueda de la persona que quiera besarla para anular su hechizotropieza con señoras que no desean acercarse a ella y comentan que prefieren otro castigo a ese, hecho que se produce cuando la rana les dice: “Pues que así sea, por fea”.
Cuando Ranilda está desesperada porque no consigue cambiar,tropieza con una niña que no duda en besarla y su sorpresa es mayúscula cuando ve que ésta recupera su autentica personalidad y es la mar de feliz, y ella sigue siendo una rana.
La autora nos quiere hacer reflexionar sobre la necesidad de aceptarnos como somos y de no hipotecar nuestra felicidad al aspecto físico; la belleza no consiste en seguir los modelos que la sociedad nos impone sino en apreciarla en los aspectos que consideremos importantes para nosotros.
El cuento está escrito con bastante humor, seguro que se escapará más de una risa de los lectores y nos muestra valores importantes como la amistad y la autoestima.
Las ilustraciones son muy originales, el volumen de las mismas lo dan las figuras que a modo de escultura están superpuestas a los fondos de color. Es una obra escultórica la de Chloé Rémiat de gran atractivo que destaca sobre los fondos de los paisajes, siempre con la presencia de pequeños elementos, hierbas, insectos…, que completan la ambientación.
“El despertador del sol” de Martin Baltscheit en Lóguez. “La noche era fría. El montón de estiércol elevado. Yo nunca había despertado al Sol. Madre se encontraba en la puerta de la viga y asentía. Ella me creía capaz del todo. Canté. El Sol salió. Yo lo había despertado”. Con sutileza y sin caer en la moralina, trata el tema de la vanidad.
“El despertador del sol” de Martin Baltscheit en Lóguez. “La noche era fría. El montón de estiércol elevado. Yo nunca había despertado al Sol. Madre se encontraba en la puerta de la viga y asentía. Ella me creía capaz del todo. Canté. El Sol salió. Yo lo había despertado”. Con sutileza y sin caer en la moralina, trata el tema de la vanidad.
2 comentarios:
Muy bueno el cuento. La idea es estupenda. Por cierto, creo que te dejé un mensaje el domingo, pero tal vez no se grabó. Ya sabes que fue el Día del Maestro y en mi blog publiqué un pequeño homenaje para los que trabajamos en ello. ¡Felicidades! aunque sea con retraso. Un besito
Pues no se solete, la verdad es que he celebrado el día del maestro con demasiado trabajo y puede que se me pasara xd....
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