Su faceta como dibujante también es destacable, conservándose una gran cantidad de apuntes, que revelan su perfección técnica y su maestría en el estudio de las anatomías humana, de animales y plantas.
Probablemente su dibujo más famoso sea su "Autorretrato de Anciano" Pero su obra preferida fue el retrato de la Gioconda. LA GIOCONDA En el arte occidental, se puede decir que no hay ninguna obra más famosa que la pintura de Leonardo da Vinci del retrato de Lisa Gherardini, llamado Mona Lisa (Mona es una abreviatura del italiano Madonna, señora), hija de un fabricante de lanas florentino llamado Antonio Gherardini. A su muerte, la muchacha habría sido prometida al hijo menor de Lorenzo el Magnífico, pero al huir el clan de los Médicis ante la invasión francesa, la joven se habría quedado sola y embarazada. En tan adversas condiciones, Lisa Gherardini habría aceptado desposarse con Francisco Giocondo, un hombre de mucha más edad que ella a quien debería el sobrenombre de la Gioconda. Sin embargo, son innumerables las teorías a este respecto; muchos creen que el retrato no se basa en un único modelo, sino en la suma de varios.
Se sabe que Leonardo trabajó en el retrato de la Gioconda durante cuatro años, probablemente desde 1503, pero él nunca lo consideró terminado y se negaba a entregarlo al cliente. El propio pintor manifestó en su época una gran predilección por el retrato de laGioconda. Se sabe que llevaba consigo este cuadro en sus viajes, y que a menudo pasaba largas horas observándolo en busca de inspiración. No se conserva ningún boceto previo del retrato de la Gioconda, hecho ciertamente insólito si se tiene en cuenta que Leonardo, como muchos otros pintores, solía realizar exhaustivos estudios previos a sus diferentes obras. Leonardo se lo llevó a Francia cuando en 1516 fue llamado por Francisco I y, a través de la familia real francesa, el cuadro llegó con el tiempo al Louvre de París. Sin embargo, la pintura ha sido probablemente cortada en todos sus lados y, ante todo, el color ha sufrido transformaciones con el transcurso del tiempo: los tonos rojos han desaparecido casi totalmente y toda la pintura ha adquirido un tono verdoso. Aun así, la obra conserva todavía una belleza peculiar.
Muchos intentos se han hecho para explicar el vivo efecto que produce en el espectador. Leonardo utilizó un típico sfumato (difuminado), consistente en una difuminación de los contornos de la figura que propician su sensación de tercera dimensión. De la misma manera, la expresión del rostro es equívoca: una sonrisa juega alrededor de la boca y los ojos, pero ¿es burlona o melancólica? La joven parece mirar al espectador pero también al mismo tiempo mira a lo lejos, o hacia su interior. El peculiar efecto queda acentuado por el paisaje onírico del fondo, donde además el artista ha dejado mucho más bajo el horizonte de la izquierda que el de la derecha. Tampoco las dos mitades de la cara son del todo iguales. Lo turbador de estos aspectos se contrapone con la tranquila armonía de las manos maravillosamente modeladas . Muy pronto empezaron las cábalas y especulaciones acerca de la modelo del cuadro y su enigmática sonrisa que se ha comparado a la expresión de arcaicas estatuas griegas o esculturas angelicales góticas. En 1911 el cuadro fue robado por un aprendiz de pinturaitaliano que lo llevó a Florencia con la intención de vendérselo al estado italiano, pero fue localizado al cabo de dos años y el cuadro fue devuelto donde hoy se encuentra , en la Sala de los Estados del Museo del Louvre , París, donde posiblemente sea la obra más visitada.
1 comentarios:
¡Cuánto vamos a aprender sobre el arte y Leonardo con vuestras entradas! La información está genial y las actividades son estupendas. Un biquiño.
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